Crónicas para un centenario
CRÓNICAS PARA UN CENTENARIO 54 La meteorología o ciencia de los fenómenos que acaecen en la atmósfera (viento, nubes, lluvias, tem- peratura, presión, etc.) tiene por fin práctico primordial la predicción del tiempo, o sea anunciar que cla- se de fenómenos han de tener lugar en lo porvenir, conociendo los presentes y basándose en principios firmemente establecidos. Huelga por lo tanto encarecer la importancia de estos trabajos, para la vida insegura del pescador que sale al mar en busca del precioso alimento, sin saber si le espera lejos de la costa, en lugares peligrosos o sin resguardo una violenta galerna que suma en el luto y la desgracia a muchas familias. La meteorología ha conseguido en muchas ocasiones predecir el tiempo con éxito, gracias a los pa- cientes trabajos de orden científico de todos los países, movilizando toda clase de actividades que pueden proporcionar datos del estado meteorológico del mayor número posible de puntos de la tierra, poniendo en coordinación todos ellos y transmitiendo las noticias de los puntos retirados (estaciones del continente y costeras, barcos de navegación) al centro meteorológico y de este a ellos del modo más rápido posible. Las redes telegráficas son constantemente usadas. En España la organización de estos estudios, gracias a los constantes trabajos de hombres amantes, llega a su alto grado. El desinterés y la competente laboriosidad se dan como abundante fruto. Prueba de ello son los múltiples maestros, que a diario, a horas marcadas, hacen exactamente las observaciones me- teorológicas con material del Observatorio central (pluviómetros, termómetros de máxima y mínima con su caseta meteorológica adecuada) sin devengar por ello retribución alguna. Esta labor de los maestros españoles, fue sumamente alabada, en gracia al desinterés y la competencia que en ella despliegan, por la asamblea de personalidades que deliberaba sobre estos asuntos científicos. El trabajo del eminente Sr. Gal- vís va dirigido en su mayor parte al fomento de las observaciones meteorológicas en las costas españolas. Todas sus conclusiones fueron unánimemente aprobadas. En total son 460 próximamente los puntos de observación repartidos solamente en las provincias cos- teras e islas de España. También los hay en los puntos africanos de Larache, Río Martín, Tetuán y otros de la costa de África y de la costa española del Estrecho de Gibraltar. Para llegar en la predicción del tiempo a la perfección obtenida en los tiempos actuales hace falta organizar observatorios meteorológicos costeros que en cada región especialicen las observaciones recogiendo datos de las perturbaciones locales y de la modificación que la topografía particular de la costa introduce en los estados del mar y dirección y fuerza del viento. Esta necesidad quedaría satisfecha con ocho observatorios regionales instalados en La Coruña, CaboMachichaco, San Fernando, Fabra (Barcelona), Ebro (Tortosa), Federación agraria de Levante (Valen- cia), Mahón, o Palma y Tenerife. Transmitidas por radiotelegrafía las observaciones a los puertos y tenien- do los comandantes de Marina aparato transmisor, en caso peligroso podrían invitar al refugio o regreso, a los pescadores que en grupos de lanchas o vapores llevaran un aparato receptor. Por lo que toca a la comunicación radiotelegráfica no hay inconveniente porque existen redes de suficiente radio de acción. Complemento de esta transmisión de avisos son las señales de temporal que urge establecer de acuerdo con la Comisión internacional de meteorología marítima y señales de temporal. De sumo interés para todo navegante y en especial para el pescador de embarcación ligera es atender a la exacta interpretación de los mapas del tiempo que forma a diario el observatorio central meteo- rológico con los datos que recibe de todo el mundo. Con ellos manda el observatorio una apreciación probable de los efectos que se esperase, pero por no ser siempre precisa en todos los puntos de la costa, hace falta en el navegante, ya sea capitán de barco o patrón de pesca una cultura suficiente para que por si, con el mapa del tiempo en la mano y el conocimiento de las leyes de traslación y efectos de los centros ciclónicos y con las observaciones que él hace abordo, de presión atmosférica, dirección y fuerza de los vientos, de las nubes y otros fenómenos, pueda deducir la apreciación más completa del tiempo que ha de venir. Tal es la importancia de la meteorología en la navegación, que se han establecido servicios especiales, como descendiendo al detalle puede notarse. Así en los Estados Unidos tan pronto como un barco ancla, llega a él un meteorólogo que corrige el barómetro con otro rectificado que lleva. A su vez en algunas na- ciones, cuando el barco sale al alcance de su estación radiotelegráfica envía radiogramas a diario con el resultado de sus observaciones meteorológicas. De este modo en los viajes por el océano han podido los particulares conocer a cada paso el estado del tiempo y las condiciones en que marcha un ser querido por las azarosas aguas del mar. Para terminar consignaremos la aplicación de la meteorología a la oceanografía y en particular a la biología marina en el provenir. Descendiendo a la práctica el pescador saldrá sumamente beneficiado, porque así como las sociedades humanas se resguardan al abrigo, del mal tiempo o siguen su curso nor-
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