Crónicas para un centenario

CRÓNICAS PARA UN CENTENARIO 274 harinas de pescado”, bajo la dirección de Mª Dolores García Pineda. Este mismo año colabora con Aravio-Torre en los análisis de muestras de sal de Ibiza, a requerimiento de “Salinera Española”, determinando el porcentaje de humedad y el contenido en sulfatos, cloruros e insolubles. En enero de 1954 contrajo matrimonio en Madrid con Félix Cabañas Ruesgas, que era ayudan- te de Laboratorio en Vigo. Actuó como padrino, su padre, y como testigos por parte del novio, el almirante Rafael García Rodríguez y Francisco de P. Navarro, director y subdirector, respectiva- mente, del Instituto. Ese mismo año fue destinada al laboratorio de Vigo. Colabora con Cabañas y Ezama en la instalación de un Anexo al Laboratorio, en el puerto pesquero del Berbés, ocupándo- se de la biblioteca y del cuidado y mantenimiento de los acuarios allí instalados. Hace análisis de las muestras de aguas de las campañas y realiza la traducción de artículos científicos publicados en alemán, para sus colegas. En 1955 colabora de nuevo con Mª Dolores García Pineda, con un trabajo sobre las sustancias anticoagulantes en las algas rojas, en el que obtienen un principio coagulante, que en las prue- bas realizadas alcanzaba un poder igual al de la heparina. En 1956 presenta una comunicación, con García Pineda como coautora, sobre la determinación del contenido en lípidos en la harina de pescado, en el Consejo General de Pescas del Mediterráneo. En 1957 es contratada como técnico. En 1959 solicita el traslado a a los Laboratorios Centrales en Madrid y a petición propia en febrero de 1965 pasa a la situación de excedente. NAVAZ Y SANZ, José María (1897-1975) Nació en Pamplona. Obtuvo el título de maestro, licenciándose en Ciencias Naturales en Ma- drid en 1920. Durante sus años en la Residencia de Estudiantes coincidió, entre otras futuras celebridades, con García Lorca. En su juventud fue aficionado al teatro y practicaba numerosos deportes, como la pelota vasca, el remo, el submarinismo y la natación. Fue árbitro colegiado de fútbol y llegó a arbitrar partidos de la Copa del Rey. Inicialmente estuvo muy vinculado a la enseñanza, en particular con la educación de personas discapacitadas, desempeñando estas actividades en distintas etapas de su vida, llegando a ser catedrático numerario en Escuelas de Magisterio. En 1929 obtuvo el título de doctor en Ciencias Naturales, siendo profesor ayudante de biología en la Universidad de Madrid hasta 1934. Fue pensionado por el Gobierno para ampliar conocimientos de su especialidad en Francia y Bélgica durante el verano de 1930. En 1934-35 hizo el curso de alumno del Instituto Español de Oceano- grafía en Biología marina, Física y Química del mar. En 1935 gana la oposición a la plaza de ayudante de laboratorio con destino en el Laboratorio Oceanográfico de Vigo, adonde se traslada para hacerse cargo de su puesta en marcha. Una de las labores prioritarias era impedir la extinción de los yacimientos naturales de moluscos, que estaban en una situación lamentable, sobre todo los bancos de ostras. Cuando ya estaba a punto de iniciar los trabajos estalló la Guerra Civil, lo que supuso el cierre del Laboratorio y la incauta- ción de sus bienes. Durante la guerra Navaz continuó viviendo en Vigo, integrándose muy activamente en la so- ciedad viguesa. Ejercía la enseñanza y publicaba artículos sobre pesca y marisqueo. En 1938 or- ganizó un exitoso ciclo de conferencias sobre temas del mar en el Círculo Mercantil e Industrial. Su afición a los deportes náuticos le llevó a figurar entre los mejores socios del Club Marítimo, del que fue destacado dirigente, siendo también vicepresidente de la Federación Gallega de Nata- ción. Como persona con fama de practicar los más variados deportes, era habitual verle a prime- rísima hora de la mañana dándose un baño de mar en las dependencias del club. A partir de 1939 se recupera la actividad investigadora y Navaz instala el primer parque os- trícola experimental del IEO en la ría de Vigo, ensayando distintos tipos de colectores para la fijación de las larvas de las ostras. En los años siguientes estudia los yacimientos de moluscos en la ría, con una gran carestía de medios, que suple con esfuerzo y dedicación personales, despla- zándose en bicicleta para efectuar los muestreos en los playales más distantes. Los resultados de este exhaustivo trabajo se publican en 1942 en la serie “ Trabajos ” del Instituto.

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