Crónicas para un centenario

CRÓNICAS PARA UN CENTENARIO 236 Diferentes circunstancias convirtieron el año 1986 en el final de una época y el comienzo de otra, con la reestructuración del Instituto para adaptarse a la Ley de la Ciencia y a las directrices de la Comisión Europea. El IEO crea los Departamentos de Geología y Contami- nación e impulsa la construcción de plantas de acuicultura. El personal del IEO pasó de algo más de 260 en 1985 a alrededor de 440 en 1996. Por lo que respecta a los buques, en 1996 el “Cornide de Saavedra” fue transferido al Instituto y dos nuevos buques, el “Ramón Margalef” y el “Ángeles Alvariño”, fueron botados en 2011 y 2012, respectivamente. A partir del año 2009 se produjo un caída de la inversión en I+D coincidiendo con la crisis económica. En los últimos años el IEO ha tenido que afrontar la difícil tarea de mantener su trabajo científico en unas condiciones de estrictas limitaciones presupuestarias. Entre las grandes líneas de investigación desarrolladas por el IEO durante este periodo destacaremos algunas con mayor incidencia en los planes de trabajo del COV, como los Pla- nes Cooperativos Hispano-Norteamericanos para el estudio del ecosistema de las rías y de la plataforma continental gallega (1976-1985), el establecimiento de la “Red de Observación del Medio Marino” (ROMM) en 1978, la puesta en marcha del programa para el estudio del reclutamiento de la sardina y la anchoa (SARP) en 1985 y el proyecto RADIALES para la toma sistemática de datos sobre la evolución de las condiciones medioambientales, en 1987. En la actualidad la investigación en el IEO se estructura a través de tres Áreas: Pesquerías, Acuicultura y Medio Marino y Protección Ambiental. Tiene un presupuesto anual de más de 65 millones de euros y un personal de alrededor de 700 personas repartidas entre la sede central en Madrid, los nueve centros oceanográficos y las cuatro plantas de cultivos marinos. Mantiene 12 estaciones mareográficas y una estación receptora de imágenes de satélite. Además de la importante producción científica que genera el Instituto, merece ser destacada su función de asesoramiento a la Administración General del Estado (diferentes ministerios y agencias) a otras niveles administrativos y a los sectores productivos, y la que se lleva a cabo en los comités científicos de organizaciones internacionales (CIEM, STECF, ICCAT, NAFO, CGPM, CECAF, por citar sólo algunas) y en diversos foros de ámbito nacional. Retomando ahora la trayectoria del COV, Rafael Robles fue nombrado director en 1976, permaneciendo al frente del Centro durante 10 decisivos años, hasta su designación como director general del IEO. Durante 1986 asumió la Dirección de manera interina José Ramón Besada. En 1987 accede a la Dirección Alberto González-Garcés Santiso que ocupa el cargo hasta 1989. Entre 1989 y 1993 ejercen sucesivamente como directores interinos José Igle- sias Estévez, Juan José González Fernández, Javier Pereiro Muñoz, Sergio Iglesias Martínez y Beatriz Reguera Ramírez. En 1993 vuelve a la Dirección Alberto González-Garcés que ejerce durante 14 años hasta que solicita la excedencia en 2007. En 2007 actúa como director inte- rino durante unos meses Juan José González. En 2008 toma posesión del cargo brevemente Álvaro Fernández García. Le sucede en el puesto Valentín Trujillo Gorbea que permanece como director hasta 2015. Desde dicho año ocupa la Dirección del COV Mª Victoria Besada Montenegro. El Centro Oceanográfico de Vigo siguió creciendo en personal y mejorando sus instalacio- nes. En 1987 se hizo el traslado a un edificio en propiedad de nueva construcción situado en Cabo Estai, Canido. Gracias a estas magníficas instalaciones la labor de investigación del COV pudo relanzarse y adquirir una nueva dimensión. De los 36 trabajadores con los que contaba el Centro antes del traslado se pasó a 61 en 1988 y a 105 en 2007. Entre 2008 y 2015 el COV llegó a alcanzar las 186 personas. La presentación de proyectos a convocatorias nacionales e internacionales inició una carrera imparable. Se adquirieron los primeros vehículos y varias embarcaciones de pequeño y mediano porte (primero el Burás y después el José Mª Navaz). La crisis económica también afectó al COV. Se perdieron contratos y la plantilla disminuyó, hecho al que igualmente contribuyó una acumulación de jubilaciones en pocos años.

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