Crónicas para un centenario
CRÓNICAS PARA UN CENTENARIO 21 rias en los presupuestos del Estado. También se indicaba que se establecería en Madrid una oficina central, un laboratorio, un museo oceanográfico y un “Aquarium”. El Instituto priorizaba el estudio de los recursos pesqueros, frente a los cursos de forma- ción que hasta entonces había sido la principal actividad del Museo de Historia Natural de Madrid. La constitución del Instituto tuvo como consecuencia la integración en su seno de los laboratorios costeros que existían en ese momento, los de Palma y Málaga dependien- tes de la Universidad de Barcelona y el de Santander, que dependía del Museo de Historia Natural, quedando privado éste de su única estación en la costa. Esto provocó un largo enfrentamiento entre el Museo y el Instituto, personificado por Ignacio Bolívar, director del Museo y sus colaboradores por un lado, y por otro, por Odón de Buen y sus hijos, Fernando y Rafael. El comienzo de la I Guerra mundial provocó la suspensión de las operaciones pesqueras y la disolución de los organismos para la coordinación de la investigación en Europa, quedan- do casi totalmente interrumpidas las campañas oceanográficas, aunque la neutralidad de España en el conflicto le permitió al Instituto llevar a cabo sus primeras campañas 20 . De Buen creía necesario extender sus iniciales investigaciones en el Mediterráneo esta- bleciendo una red de laboratorios a lo largo de las costas españolas, con instalaciones en el Atlántico, en el Cantábrico y en las rías de Galicia y en el estrecho de Gibraltar, pero el Instituto solo contaba con los escasos ingresos que le asignaba el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. El primer presupuesto en 1914 fue de cuarenta mil pesetas para per- sonal y material 21 . El de 1915, exceptuando el correspondiente al personal, era de setenta mil pesetas. Recibía además algunas subvenciones concedidas a los Laboratorios costeros por los consejos municipales. El personal directivo y técnico, que pertenecía a las universi- dades, únicamente percibía las gratificaciones y emolumentos diarios por su participación en las campañas. La decisión de trasladar el foco de las investigaciones al Atlántico la expone de Buen así: “ Era urgente iniciar las investigaciones oceanográficas, como base ineludible de la resolución de los problemas pesqueros en la costa gallega y en el Cantábrico. Al Mediterráneo nos llevó un compromiso de carácter internacional; a los estudios en el Atlántico y en el golfo de Gascuña, la mayor conveniencia de carácter económico. Es muy grande la riqueza pesquera de aquellas costas, graves los problemas sociales que motiva la alternancia de años abundantes y años de escasez de pescado.... Convencido de ello, el general Miranda ha dispuesto que en este verano la Comisión del “Instituto Español de Oceanografía” inicie los trabajos científicos en las rías gallegas ” 22 . Venciendo grandes dificultades el almirante Miranda logró que un pequeño cañonero, el “ Vasco Núñez de Balboa ”, estuviera a disposición de De Buen. La comisión del IEO, bajo la dirección de Odón de Buen, estaba formada por el catedrático Rafael de Buen, el catedrático de Química de la Universidad de Murcia, Antonio Ipiens Lacasa y los auxiliares, licenciados en Ciencias, Francisco Batista Díaz, de A Coruña y Antonio Becerra Herráiz. Formaban tam- bién parte de la comisión el teniente de navío Luis Verdugo y el contramaestre de puerto Be- nigno Rodríguez Santamaría. La campaña tenía una doble finalidad:“ iniciar las observaciones metódicas de las aguas del mar en las rías gallegas y resolver el pleito entre los interesados en la pesca, respecto al procedimiento denominado de la Ardora ” 23 . 20 Pérez de Rubín, 2011. 21 Madrid Científico, 1915. Citado por Calvo Roy, 2013. 22 Buen, O. de. 1916 a. 23 Buen, O. de. 1916 b.
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