Crónicas para un centenario

CRÓNICAS PARA UN CENTENARIO 163 dimientos para la obtención de subproductos de la pesca (algas, agar, abonos, aceites), estudios sobre el valor alimenticio de los seres marinos, aguas residuales, etc. En 1936 José Cerezo Giménez, Jefe de la Sección de Química de los Laboratorios Centrales puso en marcha los estudios sobre el valor alimenticio del pescado. En colaboración con Rodríguez de las Heras emprende un análisis de los pescados del En Mercado Central de Madrid que fue inte- rrumpido por la Guerra Civil. Después de la Guerra Civil las condiciones de aislamiento internacional y las dificultades para conseguir productos de importación, contribuyeron a reforzar la importancia de este departamen- to que se subdividió en los de Químico-Física Aplicada y Química Aplicada. El de Química Aplicada se encargó de las valoraciones químicas en agua de mar y de los asuntos relacionados con las in- dustrias conserveras y salineras, el aprovechamiento de las algas y de los residuos de pescados, el estudio químico y bromatológico de los seres marinos, los análisis de aceites, etc. En palabras de Rotaeche, nombrado nuevo director del Instituto en 1940, “ la colaboración con la Dirección de Pesca se hará preferentemente en Vigo donde, aparte de los estudios biológicos se creará un laboratorio químico que nos permita estudiar la solución de los múltiples problemas de aprovecha- miento de aceites, pieles, harinas, etc., de pescados, sirviendo a la Dirección de asesores o consultores en esos problemas, los cuales tienen soluciones en Alemania, en cuyos laboratorios especializados se formará nuestro personal. ” Ese mismo año Antonio Rodríguez de las Heras, director del Laboratorio de Vigo, manifiesta que entre los trabajos que se van a poner en marcha se incluirá el aprovecha- miento de recursos no utilizados hasta el momento, como el petróleo de yacimientos submarinos, la grasa de los cetáceos y la obtención de fibras textiles a partir de las algas. En los años 40 químicos y biólogos de distintos Laboratorios participan en campañas pesque- ras experimentales, para asesorar a la industria bacaladera sobre nuevos procedimientos para la conservación del pescado y para el aprovechamiento de los subproductos de la pesca. Los quími- cos de Vigo establecieron una fructífera relación con colegas de otros Laboratorios, en particular con los de la Sede Central del Departamento en Madrid. Con asiduidad desde Vigo se enviaban muestras de organismos marinos para diferentes estudios, como los pioneros trabajos llevados a cabo por Manuel Cerezo Giménez, Ricardo Montequi Díaz de la Plaza, Enrique Otero Aenlle y otros, sobre aceites de hígado y grasa de pescado, grasa de cetáceos y para el aprovechamiento de algas. En Vigo, Rodríguez de las Heras reanuda la investigación sobre la composición química de los alimentos de origen marino. Bajo su dirección químicos y biólogos estudian varias especies de peces y moluscos. Entre mediados de los 40 y mediados de los 60, Antonio Fernández del Riego, Rafael López Costa, Antonio Arévalo, José Ramón Besada Rial y Lorenzo Rodríguez Molíns, con la colaboración de los biólogos José Mª Navaz, Fernando Lozano y Miguel Oliver, llevaron a cabo tra- bajos sobre la composición química y el valor energético de numerosas especies de peces, como el jurel y la sardina, y de moluscos, como el berberecho y el mejillón. Antonio Rodríguez de las Heras en colaboración con Mª Concepción Méndez Isla analiza la composición química de las 47 especies de peces más importantes desembarcadas en el puerto pesquero del Berbés. El Laboratorio llevó a cabo actividades de apoyo a la industria conservera y auxiliar. Se hicieron análisis de aguas, aceites y otras materias primas para la conserva y sobre la soldadura de alea- ciones metálicas para los envases. Rodríguez de las Heras y Rafael López Costa se ocuparon de la determinación de plomo en conservas, de gran interés para poder cumplir con las disposiciones sanitarias de los países importadores. Desde finales de los años 50 López Costa, Rodríguez Molíns, Besada y Fernández del Riego desarrollaron una importante labor en la puesta a punto de técnicas analíticas para la determinación del contenido en metales como el cobre, el plomo y el arsénico, en muestras de agua, algas, moluscos y peces. En los siguientes años el Departamento de Química Aplicada del Instituto siguió recibiendo un elevado número de consultas de la industria conservera y química, y para el aprovechamiento de algas y subproductos de la pesca. López Costa estudia el empleo de tilosina en conservas. Dedi- ca también atención a las condiciones para el examen técnico-sanitario de las conservas, para la protección del consumidor y para superar los controles de entrada a los mercados importadores. Fernández del Riego estudia las posibilidades de utilización de los subproductos del pescado des- embarcado en el puerto de Vigo y de los residuos de las fábricas de conservas locales. Dominica

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