El informe de evaluación del Mar Menor elaborado por el IEO concluye que su recuperación pasa por atajar la entrada de sedimentos y nutrientes a la laguna

29/09/2020

El pasado 15 de julio, el IEO entregó el informe de evaluación sobre el estado actual del Mar Menor que la Dirección General de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) le encargó en el marco del seguimiento de las estrategias marinas de España.

Informe Mar Menor julio 2020

Informe Mar Menor julio 2020

El informe recoge e integra los datos obtenidos por el IEO en diferentes proyectos científicos, estudios de asesoramiento y tesis doctorales no solo en los últimos cinco años, sino también en décadas anteriores.

Han participado 28 autores, la mayoría de ellos (20) pertenecientes al Instituto Español de Oceanografía, si bien hay expertos también de otras instituciones, como la Universidad de Alicante, la Universidad Politécnica de Cartagena, el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura, dependiente del CSIC, entre otras.

El informe aborda la evolución del ecosistema marino lagunar, las causas y consecuencias de la crisis ecológica del Mar Menor y analiza la dinámica de recuperación y posibles soluciones. Para conocer la evolución del ecosistema se analizan los datos existentes para los distintos parámetros: batimetría, tipos de fondo, composición de los sedimentos, campo térmico, campo halino, material particulado en suspensión, patrón de circulación lagunar, flujo de entrada/salida en el canal de El Estacio, tiempos de renovación lagunar, nutrientes, respuestas del plancton, turbidez y praderas marinas, impacto de los episodios de DANA en el Mar Menor y situación de las poblaciones de Pinna nobilis (nacra).

Puede consultarse el informe completo en el siguiente enlace:

Informe Mar Menor julio 2020

Nutrientes y materia orgánica, motor de eutrofización

En segundo lugar, se abordan las causas y consecuencias de la crisis ecológica del Mar Menor. En este apartado se explica en detalle el papel principal del aporte de nutrientes y materia orgánica como motor de eutrofización, pero también se abordan otros factores que contribuyen a la degradación del ecosistema lagunar, como la contaminación metálica, la contaminación química, las obras costeras, puertos, dragados y el mantenimiento de playas. Se analizan asimismo los efectos colaterales en el Mediterráneo adyacente.

Por último, el informe analiza la dinámica de recuperación y análisis de posibles soluciones. En este sentido, el documento reconoce que la recuperación del Mar Menor será un proceso largo y muy complejo porque, incluso con la eliminación de los aportes de nutrientes procedentes de la cuenca, la liberación de nutrientes desde sus fondos y los aportes de escorrentía y desde las aguas subterráneas continuarán durante bastante tiempo.

Por tanto, el primer paso para la recuperación es impedir la entrada de sedimentos y nutrientes con medidas de prevención en origen, mejorando de forma sustancial las técnicas y eficiencia de la fertilización agrícola en términos de cantidades, tiempo y formas de aplicación, y conseguir que la propia cuenca sea capaz de retener y eliminar la mayor parte de los nutrientes que aun así pudiesen circular.

Soluciones basadas en la naturaleza

Para ello se recomienda no basar la solución solamente en nuevas infraestructuras, como se propone en el plan de vertido cero, sino aplicar también, de forma complementaria y sinérgica, distintas soluciones basadas en la naturaleza, como son, por ejemplo, la recuperación de cauces, reducción de la erosión, incremento de cobertura vegetal, protección y recuperación de humedales periféricos, construcción de humedales artificiales en combinación con otros sistemas eficaces de filtrado de nutrientes (por ejemplo, biorreactores de madera).

El informe técnico de asesoramiento insiste en que es fundamental identificar y cuantificar adecuadamente las diferentes entradas de nutrientes a la laguna. Además, deberían adoptarse medidas para reducir los aportes desde los centros urbanos ribereños, mejorando la red de saneamiento y evitando descargas de los efluentes urbanos tratados o sin tratar a la laguna.

Mitigar los daños de las lluvias torrenciales

Asimismo, considera necesaria la adopción de medidas que eviten el trasporte de sedimentos procedentes de la erosión de suelos agrícolas hacia la laguna, que a su vez servirán para mitigar los daños de las lluvias torrenciales sobre los municipios ribereños.

Es también fundamental revisar las medidas priorizadas en el Proyecto Vertido Cero, de acuerdo con una valoración realista de su eficacia respecto al objetivo de reducción de fuentes de nutrientes que potencialmente acaban en la laguna, así como respecto a su impacto en el ecosistema mediterráneo adyacente.

Sin embargo, como ya se ha apuntado previamente, el informe apunta a que, aunque cesara toda actividad humana en el entorno del Mar Menor, es probable que este sistema tenga inercia para continuar con una situación similar durante décadas, por la carga de nutrientes presentes en la laguna y los aportes desde las aguas contaminadas del acuífero Cuaternario. En este sentido, serían también necesarias actuaciones paliativas a corto y medio plazo que reduzcan la entrada actual de nutrientes, hasta que las medidas en origen sean eficientes y permitan reducir los aportes de nutrientes actuales hacia la laguna.

En relación con posibles actuaciones en la laguna, el informe señala que las medidas de tipo paliativo basadas en la desviación de los aportes de agua hacia el el Mediterráneo no son una opción óptima para solucionar el problema, ya que no actúan sobre su origen y tienen un elevado potencial de provocar efectos colaterales completamente indeseables en hábitats vulnerables del Mediterráneo adyacente, como se ha puesto en evidencia en la pradera de Posidonia oceanica. Del mismo modo, las medidas dirigidas a oxigenar las aguas en caso de anoxia o riesgo de anoxia no pueden ser consideradas soluciones óptimas a escala lagunar.

Primera opción, la restauración pasiva

Siguiendo las directrices de la propia “Estrategia estatal de infraestructura verde y de la conectividad y restauración ecológicas”, siempre debe valorarse como primera opción la restauración pasiva, evaluando si la eliminación de la presión que provoca el impacto da como resultado una recuperación natural. En caso de que esta recuperación natural no se produzca habría que plantearse estrategias de restauración activas, siempre y cuando tengan un fundamento científico y no exista riesgo de crear nuevos perjuicios al ecosistema y el sistema socio-económico asociado.

De acuerdo con la experiencia en otras zonas costeras del mundo, la aplicación de medidas de reducción de presión en origen puede ser acompañada con medidas de restauración activa para reducir los tiempos de recuperación, que pueden oscilar entre varios años y varias décadas. La biorremediación con bivalvos, la restauración con angiospermas marinas o la recuperación de las poblaciones de nacra estarían entre este tipo de medidas, aunque su viabilidad real debe determinarse previamente mediante programas de investigación experimental.

El informe del IEO señala que la eficacia de las actuaciones que se pongan en marcha tendrá un claro termómetro: el estado real de los hábitats, comunidades y especies de la laguna del Mar Menor, así como los de la franja adyacente del Mediterráneo, los humedales litorales de la laguna y otros espacios protegidos asociados al Mar Menor. En este sentido, advierte que una implementación precipitada, insuficiente o inadecuada de medidas de restauración puede comprometer seriamente la aplicación de instrumentos de planificación y gestión recientemente aprobados. E incide en que recuperar el buen estado ecológico de todos estos espacios de forma integral, que cuentan con múltiples figuras de protección nacional e internacional, ha de ser la finalidad última de tales actuaciones.

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