La competencia entre especies de microalgas tóxicas puede ser importante para el desarrollo de sus poblaciones

26/01/2017

Según un trabajo del IEO que ha estudiado la interacción entre algas tóxicas y no tóxicas de Canarias

Células de Ostreopsis y Prorocentrum conviviendo en uno de los experimentos

Células de Ostreopsis y Prorocentrum conviviendo en uno de los experimentos

Investigadores del Departamento de microalgas tóxicas del Centro Oceanográfico de Vigo del IEO han publicado un estudio en el que analizan las relaciones entre varias especies de microalgas tóxicas y no tóxicas que habitan los fondos marinos de Canarias, demostrando que la competencia entre especies puede tener efectos positivos o negativos en cada caso.

El artículo se centra en el estudio de dinoflagelados bentónicos (que viven adheridos al sustrato), un grupo de microalgas frecuentemente relacionado con las floraciones de algas nocivas, más concretamente en el género Ostreopsis y en las interacciones que llevan a cabo con dinoflagelados que comparten el mismo ecosistema (especies del género Coolia, Prorocentrum y Gambierdiscus).

"Las floraciones de algas nocivas, mal llamadas mareas rojas -ya que no siempre tienen color- suponen el incremento de la concentración de microalgas que producen toxinas, representando un riesgo tanto para la salud humana como para la economía de un territorio" explica María García-Portela, investigadora predoctoral IEO y primera autora del trabajo.

El estudio consistió en juntar dos especies y observar los efectos de esta convivencia, comparándola con controles, es decir, comparando el comportamiento que tendría cada especie por separado. Estas interacciones demostraron ser positivas o negativas según el caso. "El objetivo de este estudio es poner en práctica en laboratorio lo que se observa en ecosistemas marinos reales como el de Canarias y ver qué efectos ocurren", apunta García-Portela.

Para los experimentos se ha utilizado la especie tóxica Ostreopsis sp., las especies también tóxicas Gambierdiscus excentricus y Prorocentrum hoffmannianum y una no tóxica: Coolia monotis, todos aislados de muestras recogidas durante una campaña del proyecto CICAN en aguas de Canarias.

En primer lugar, se hizo un estudio genético y un análisis de las toxinas de cada especie y después se estudió como afecta la convivencia de cada par de especies a variables como el nivel de crecimiento, el estado de la célula o su capacidad de adherirse al sustrato.

En este estudio se han observado efectos positivos, como un aumento de la capacidad de adherirse al sustrato de Prorocentrum cuando compite con otras especies.

También se observaron efectos negativos, pero a corto plazo, como el retraso en el crecimiento y disminución de la movilidad en Coolia o la lisis en células de Gambierdiscus cuando se encuentra con Ostreopsis.

"Todos estos resultados ponen de manifiesto la guerra interna que se lleva a cabo en comunidades de dinoflagelados y resalta la importancia del estudio de las interacciones entre especies a la hora de controlar la dinámica de floraciones de microalgas en ecosistemas marinos", sentencia la investigadora.

Referencia bibliográfica:

María García-Portela, Pilar Riobó, José Mariano Franco, Rosa M Bañuelos, Francisco Rodríguez. Genetic and toxinological characterization of North Atlantic strains of the dinoflagellate Ostreopsis and allelopathic interactions with toxic and non-toxic species from the genera Prorocentrum, Coolia and Gambierdiscus. Harmful Algae 60 (December 2016): 57–69 DOI: 10.1016/j.hal.2016.10.007  

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